Vagaba mi sombra dormida
En los sueños ancestrales de los dioses del Olimpo, yo andaba perdida, vestida con viejas y harapientas djellabas. Y mi esencia durmiente soñaba con los brillos del arcoíris de la libertad humana. Entre sueños, vagaba descalza sobre las dunas del árido desierto de Judea, sin rumbo, ni esperanza. Vagaba mi sombra levemente dormida, por las aldeas sombrías de Palestina, viendo dulces mariposas frágiles entre viejos arbustos afligidas. Vagaba mi sombra dulcemente dormida, entre rezos y aposentos vagaba esta triste alma mía, en las frías madrugadas cautivas y prohibidas. Ni un abrazo de amor encendió la mecha de este doliente corazón. Ausentes los sentimientos de amor y enorme pasión.
Príncipe del silencio, no me hablas, ni argumentas porque tu alma ya no me ama. Ya no siento, ni padezco, porque mi alma congelada yace en la nada. No es posible luchar contra un muro de piedra embrujada…
Ver la entrada original 372 palabras más